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lunes, 13 de mayo de 2013

Ámbitos: interpretación en el ámbito sanitario

Hoy hablaremos sobre los servicios médicos, es decir, aquellas interpretaciones que se dan en ocasiones tan variadas como urgencias, sesiones de rehabilitación, citas con los médicos de cabecera, clases de preparación al parto o incluso intervenciones quirúrgicas. Voy a hacer especial referencia a los interpretes de lenguas de signos porque considero que la mayoría de lectores es este tipo de situación la que desconoce. Al menos a mí en la carrera de TeI no me hablaron nunca de la interpretación de lengua de signos, y mucho menos de los retos de los servicios específicos...


Pues bien, en el caso de la interpretación de lengua de signos, es frecuente que los profesionales sanitarios no sepan siquiera cuáles son las funciones que cumplen y no tengan ni idea de cómo comportarse en su presencia. Por ejemplo les puede sorprender que el ILS se sitúe a su lado y no junto con el paciente. ¿Y esto por qué? Pues porque probablemente piensen que se trata de un familiar que acude para «auxiliar» al paciente sordo y, por tanto, dirijan todas sus preguntas (incluso al pedir detalles sobre la historia clínica) y explicaciones al intérprete.

En ese momento hay que intervenir -y esto es algo que puede hacer tanto el usuario sordo como el intérprete- para explicar que esta persona de negro que nos acompaña no es nuestro familiar, sino un profesional, cuya labor es interpretar entre ambas lenguas, pero que el personal sanitario debe dirigirse en todo momento al paciente. De hecho, antes de entrar en la sala es recomendable pactar con el usuario dónde prefiere que se sitúe el ILS y quién debe hablar con el personal sanitario en caso de que haga falta.




Habrá ocasiones en las que el ILS deba abandonar la sala para preservar la intimidad del paciente, por ejemplo cuando tienen que desnudarse para una exploración o durante una revisión ginecológica. En estos casos, lo ideal es avisar a los médicos de que por favor no hablen durante las pruebas con el paciente, ya que el ILS no podrá interpretar sus palabras. Proceder así conlleva más tiempo, por supuesto, pero las personas sordas tienen derecho tanto a preservar su intimidad como a acceder a la información en lengua de signos. Una alternativa sería, si la mujer está sentada en el potro, que el ILS se sitúe a un lado, donde pueda ejercer su trabajo sin interferir en el trabajo del médico y preservando la intimidad de la mujer, algo similar a esto:





Hay otro tipo de situaciones en las que quizá valga la pena pactar ciertos signos con los médicos porque, por ejemplo durante un procedimiento, no vayan a poder comunicarse. Buscando información por internet encontré esta guía para que los pacientes puedan comunicarse de forma muy elemental con su dentista durante los procedimientos:






Además, hay otro tipo de consultas en las que podemos necesitar pactar una manera de comunicación. Es el caso de una visita al oftalmólogo en la que dilatan las pupilas a la persona sorda usuaria de lengua de signos. Como sabéis, este idioma se percibe mediante la vista. Esto significa que, si dejan de ver, también dejan de percibir lo que digan los especialistas e interprete el ILS. Por ello, si se puede, hay que dar la información al usuario antes de la dilatación o, al menos, pactar cómo darla después.

Cuando tratamos este tema en clase, alguien sugirió que el ILS podría utilizar la lengua de signos apoyada (la que se usa con personas sordociegas), pero ya nos explicaron que no era una solución muy viable dado el entrenamiento que hace falta para entender esta modalidad. Si hay el oftalmólogo necesita explicarle algo al usuario después de la prueba o indicarle la posología del medicamento que le recete, siempre habrá que escribirlo, para que este pueda leerlo después.

También sería importante que el personal sanitario explicara a los usuarios en qué va a consistir concretamente la prueba que le harán. Imaginad si no:

Viñeta de Isa Heras Vidal.

En cuanto a la preparación previa, es importante que sepamos dónde se encuentra cada órgano/hueso/músculo, porque en lengua de signos se utilizan muchos deícticos (es decir, se señala al lugar en el que se encuentran). La diferencia con los intérpretes de lenguas orales estriba, por tanto, en que, además de conocer el equivalente en la lengua meta, tenemos que conocer algunos detalles más. Esto sucede también en el caso de las enfermedades: si queremos que los usuarios entiendan todo, quizá no baste con hacer el signo estandarizado para «tuberculosis», quizá haya que explicar los síntomas principales, apoyarnos de la dactilología,...

De todas formas, en caso de duda tendremos que preguntar. Mejor asegurarse a tiempo que meter la pata y tener que remediarlo luego. Ya sabéis, no se puede interpretar lo que no se entiende (esto es válido también para las traducciones). Y si el personal sanitario habla en un registro muy elevado que el paciente no comprende, tendrá que adaptar su discurso para hacérselo más comprensible.

¿Se te ocurre alguna recomendación o característica que haya olvidado mencionar?

1 comentario:

  1. Pues difunde, difunde, Víctor :-) Hablaba de usuarios porque es así como nos referimos en clase a las personas sordas signantes que solicitan servicios de interpretación.

    Veo por tu foto de perfil que viniste a la Fiesta de la Primavera, ¡a la próxima preséntate!

    ¡Un saludo!

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