Con el libro Rasgos sociológicos y culturales de las personas sordas, editado por Fesord, empezamos estudiando los aspectos más técnicos del sonido y los tipos de sordera, para después comenzar a introducirnos en la cultura sorda, analizar la evolución de la educación de las personas sordas, conocer los diferentes tipos de familias con miembros sordos que hay, etc.
Como comentaba, a cada tema teórico que tratábamos en clase le correspondía una actividad práctica. Por ejemplo, empezamos planteándonos qué eran las barreras de comunicación a las que se enfrentan las personas sordas y qué podíamos hacer para derribarlas. También trabajamos las distintas ayudas técnicas que existen, desde las más conocidas, como los audífonos y los implantes cocleares, hasta aquellas que a los oyentes pueden sonarnos más sorprendentes, como los despertadores vibratorios o luminosos y el bucle magnético.
La actividad práctica relativa a las familias consisitió en entrevistar a diferentes personas que o bien fueran sordas o bien pertenecieran a una familia donde algún miembro lo era. Así, por ejemplo, mi grupo y yo tuvimos la ocasión de entrevistar a un chico sordo cuya familia es oyente y que en la adolescencia decidió dejar de usar audífonos y a otro chico oyente cuyos padres son sordos y se comunican en una lengua de signos inventada por ellos mismos, unos casos verdaderamente interesantes.
El trabajo que más faena supuso fue una encuesta para averiguar qué se sabe, en general, sobre las personas sordas. Algunos grupos hicieron su encuesta a las personas mayores, otros a los estudiantes y en mi grupo nos centramos en los profesionales del ámbito sanitario (médicos, psicólogos, enfermeros, etc. y estudiantes de estas disciplinas). Parece increíble lo poco que se enseña en las carreras acerca de cómo comunicarse con un paciente sordo y lo cierto es que, debido a que pocas veces acuden pacientes sordos a sus consultas, la mayoría de los más de cien entrevistados explicaban que generalmente se apañaban bien con un familiar del paciente que hiciera de intérprete, y muchos no parecían ver el problema en comunicarse con ellos por escrito con una pizarra o móvil. Además de las encuestas, su análisis y la exposición de los resultados, también grabamos e interpretamos en lengua de signos dos de las encuestas.
Otra de las actividades de la asignatura Psicosociología de las personas sordas y sordociegas consistió en pensar modos de difundir lo que es y lo que no es la sordera (mitos sobre la sordera y las personas sordas hay muchos), para así acabar con algunos de los estereotipos que tan arraigados están en la sabiduría popular (por ejemplo, que tienen mal humor, que son muy cotillas, que no son tan inteligentes como una persona oyente, etc.). Una de las maneras que se nos ocurrió para cambiar esta concepción de las personas sordas fue visitar clases de preescolar de un colegio y hacer algunas actividades con los peques. Allí, por ejemplo, les enseñamos cómo llamar la atención de una persona sorda, porque por mucho que griten no les va a oír y una colleja tampoco es aceptable, cómo se dicen algunos colores y animales en lengua de signos («hablando con las manos»), etc.
Una niña hace el signo de «mariposa». |
Me encantaría ver la parte del testimonio de las personas sordas. Me parece muy interesante el que decidió dejar los audífonos y el caso de los padres sordos :-D
ResponderEliminarHablaré con ellos y mis compañeras, a ver si me dejan reproducirlo.
EliminarUn beso, Biónica :-) Te leo por Twitter.