A los que os preguntáis cómo se siente una persona sorda en un entorno mayoritariamente oyente, os recomiendo este vídeo (signado y con subtítulos):
Y es que, además de sus sentimientos, hay muchas cosas que no conocemos sobre las personas sordas: ¿Cómo se
despiertan por las mañanas si no oyen el despertador? ¿Cómo saben cuándo les
llaman al telefonillo o cuándo hay un incendio en el edificio? ¿Van al cine?
¿Pueden conducir? ¿Y bailar? Y si son padres, ¿cómo se enteran de que sus bebés
lloran por la noche? En este blog, poco a poco iremos respondiendo a todas
estas preguntas.
Actualmente, 1 de cada 1.000 bebés nace sordo. Sin embargo, la sordera no suele
detectarse hasta más adelante, lo que puede acabar convirtiéndose en un
problema importante. A estos niños muchas veces se les toma como discapacitados
psíquicos y por tanto no se empieza un tratamiento adecuado para su situación
cuando correspondería. Sin lenguaje, no solo no pueden comunicarse con el resto
de personas más allá de las necesidades más básicas, sino que no pueden pensar.
De hecho, hasta mediados del
siglo XVIII las personas sordas eran consideradas «retrasadas» y, como tales,
no tenían derecho a heredar, casarse ni desempeñar un «trabajo interesante». En
esa fecha, el 99,9% de las personas sordas no recibía ninguna formación que les
permitiera aprender a leer o escribir.
¿Pero en qué consiste exactamente
ese «tratamiento adecuado»? Pues se trata de enseñarle al niño una lengua para
que pueda comunicarse. La forma de comunicación natural de las personas sordas
es la lengua de signos, otra gran
desconocida por parte de la sociedad. Sin embargo, seguro que alguna vez habéis
visto en la esquina inferior derecha de la pantalla de la televisión a alguien (un
intérprete) vestido de negro moviendo mucho las manos. Ahí lo tenéis. En España
existen dos lenguas de signos oficiales: la española y la catalana, aunque esta
última está, según los últimos datos publicados, en peligro de
extinción.
Muchas veces, sobre todo si la
familia del niño es oyente, el aprendizaje de esta lengua se compaginará con la
enseñanza de una lengua oral. Sin embargo, pensad en lo difícil que debe ser
aprender a pronunciar un sonido correctamente sin haberlo oído nunca. Se
requieren muchísimas horas de trabajo, y por eso muchos niños sordos, en vez de
ir al parque por las tardes a jugar, van al logopeda.
De hecho, hay dos filosofías con
respecto al aprendizaje de lenguas: la oralista, que argumenta que para que las
personas sordas puedan integrarse en la sociedad deben hablar y aprender a
escuchar (leyendo los labios); y aquella que defiende el uso de la lengua de
signos, que actualmente en España dominan unas 400.000 personas (de las cuales
100.000 son sordas). Porque, después de todo, si vuestro hermano, vuestra madre
o vuestro hijo fueran sordos, también vosotros aprenderíais esa lengua para
poder comunicaros con ellos.
Algo similar sucedió en Martha’s
Vineyard, una isla en Estados Unidos, donde a
mitad del siglo XX una minoría sustancial de la población padecía
sordera hereditaria. Casi todas las familias estaban afectadas y, en algunos
pueblos, la proporción de personas sordas era de un 25%, de forma que toda la comunidad aprendió lengua de signos.
De hecho, incluso después de la muerte del último isleño sordo, los oyentes
seguían expresándose en ocasiones en lengua de signos. En su libro Veo una voz (Seeing voices en el original, clic para leerlo en línea en español), Oliver Sacks explica que, al
entrevistar a una de las habitantes de la isla que había vivido en aquella
época, esta se quedaba dormida y, en sueños, movía las manos. Signaba porque
este era su idioma materno, igual que otros hablan estando dormidos.
El bilingüismo es precisamente la
mejor solución según muchos expertos. De esta forma, los niños sordos aprenden a
valorar su lengua natural, los signos, y su cultura, al mismo tiempo que
aprenden a desenvolverse en lo que, en muchos casos, será su entorno natural
una vez acaben el colegio: un mundo mayoritariamente oyente. En los colegios
bilingües, que en España ya existen en Madrid y Barcelona, cada clase cuenta
con dos profesores y cada uno utiliza un idioma.
Hace un par de décadas se pensaba
que la solución era que el profesor utilizara el llamado método bimodal, que
consiste en hablar y signar al mismo tiempo. Sin embargo, esta idea parte de la
base de que la lengua de signos es una mera transposición de un mensaje a otro
código, sin cambiar la gramática o la forma de expresar ciertos aspectos. La
lengua de signos (cualquier variedad geográfica) es una lengua independiente,
con normas gramaticales diferentes, expresiones típicas de las personas sordas y, por tanto, es imposible signar y hablar al mismo tiempo. ¿O
conocéis a alguien que sepa hablar en español y escribir en chino a la vez?
Además, dado que la lengua de
signos se trasmite visualmente, es muy importante disponer siempre de
suficiente iluminación. En la oscuridad (volviendo a casa de noche, en el cine)
es muy complicado entender los signos. Pero no imposible, como demuestran
cada día las personas sordociegas, quienes, cogiendo las manos de la
persona signante, pueden entender lo que esta expresa.
Las personas sordas, por cierto, sí pueden bailar (siempre que quieran,
claro). Aunque no escuchen la música, sí notan las vibraciones, por ejemplo a
través del suelo o situándose cerca de los altavoces. Estilos como la salsa o
el vals son muy complicados porque tienen que seguir un ritmo, pero el house o
el hip-hop les resultan más fáciles, porque el ritmo es constante y lo notan.
Para ellos, las mejores pistas de baile son aquellas con suelo de madera, que
transmite mucho mejor las vibraciones que otros materiales.
Me ha encantado la entrada, Mar. Justamente, el miércoles pasado acudí a una charla sobre audiodescripción y subtitulación para sordos y nos hablaron de la película a la que haces referencia. Descubrí un montón de cosas que, aunque puedan parecer obvias, me sorprendieron, como que no todos los sordos signan ni todos dominan el lenguaje escrito, por ejemplo. También me sorprendió que los subtítulos para sordos que utiliza la televisión no sean los más adecuados, ya sea por la velocidad de lectura o porque muchas veces, plasmar el humor tal cual sea incomprensible para un discapacitado auditivo. Gracias a gente como tú por concienciarnos,¡muchos ánimos!
ResponderEliminarGracias por tu comentario, María. Incluso la gente que hemos trabajado con temas de subtitulado para sordos (y audiodescripción en tu caso) a veces desconocemos algunas características básicas de la vida de nuestros destinatarios. Nos queda tanto por descubrir...
EliminarDel subtitulado para sordos prometo hablar pronto, porque este verano me he dedicado a ello y me ha parecido muy interesante.
Mar ¿qué colegios bilingües hay en Barcelona? Me gustaría pasar la info a una amiga. ¡Gracias!
ResponderEliminarHola, Amaia:
EliminarLo cierto es que sé que existen, pero no tenía los datos exactos sobre el nombre de los centros bilingües. Sin embargo, investigando un poco he encontrado un artículo de Esperanza Morales-López en una revista editada por la Asociación de padres de niños sordos de Cataluña. En él, la lingüista no solo nombra los colegios bilingües LS/lengua oral de Madrid y Barcelona, sino que además los evalúa en base a la formación del profesorado, las horas elctivas de cada lengua, el método de enseñanza,... Seguro que tu amiga lo encontrará muy interesante (y puede que otros muchos lectores también).
El enlace es este: www.apansce.org/papers_apansce/papers8.pdf
Tengo 11 años y estoy súper concienciada porque siempre me estoy preguntando cómo sería mi vida si fuera sorda y estoy aprendiendo el lenguaje de signos adiós y gracias a ti cada día estamos más concienciados con las personas con discapacidades.
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